En lo irrreal siempre está presente una porción de lo real.
Kristallos -Cristal de roca- son sólo reflexiones, fantasías, historias imaginarias, que nacieron de una palabra, una imagen, un hecho fortuito o tan sólo de lo que dicta la musa, sin rimas.


Mi otro blog

jueves, 25 de noviembre de 2010

Veo la luz... más allá en el camino

Toda vez que me creí superada por las circunstancias, por eventos difíciles en mi vida, sentí necesidad de huir... correr, correr.... hasta más no dar; hasta desfallecer....!
Hoy en lugar de gastar energías en correr para huir.... quisiera construir peldaños. con mis manos, para llegar...... al remanso de mi rio...... a TI.
O bien, poder aceptar, descubrir que el remanso está aquí.... dentro de mi.. en el corazón que palpita renovado porque el alma enriquecida, vibra en otras energías que le dan brillo y vida gracias al AMOR.
En paz conmigo misma y con el mundo; con un sereno regocijo por las enseñanzas que dejan las nuevas experiencias de esta etapa de mi vida. Porque ahora aunque a veces no logre ver la luz más allá en el camino... tengo la certeza de que hay luz más allá en el camino y guardo la intima sensación de esperanza de que llegaré a ése punto del camino... de que en el instante menos pensado ocurrirá lo inevitable y la senda será "toda luz, todo brillo"

Bailé y lloré

Hoy, mi nieta de pronto, sin mediar razón, dijo: "hace falta música en esta casa", vení Abue escribí: Mamma Mia
Lo hago , al fin, siempre accedo a todo lo que pide o manda, sin más.
-¡Listo! dejáme a mi, elije ella el clip y al compás de la música comienza a bailar... largo rato.
Evito escuchar, el sólo nombre me dio un simbronazo interior; sigo con lo mio sin oir, sin ver, ni pensar, salvo que ella pronuncie mi nombre, no salgo del ostrasismo.
- ¡Daleeee! mamí...abueeeela... veni a bailar conmigo.
- No mi amor, no sé bailar y tengo que cocinar...
- Daleeeee... vení... un ratito, dejá eso; y ya me arrastra....
¡Porqué no!, es lo que quiere y ya con poco se conformará.
Cierro los ojos y bailo... de pronto me transporto (¿porqué lo permito, porqué.?...ahí estoy , estamos , 28 años atrás, 30 quizá)
- "Bailamos... siento su mano suave y firme en mi cintura..."
Con la mirada, que es todo luz, (sí porque mi esposo era todo luz, irrradiaba energía , amor);... bailamos y me acaricia y me aprueba...
Su sonrisa... oh! dice todo lo que no pueden decir las palabras, porque no existen... me halaga, me bendice, me ama...
Ahora la música casi se detiene, nadie canta... se acerca.... me acerca y suavemente acaricia mi cara con la yema de sus dedos... vuelve el ritmo, presiona mi cintura y toma mi mano... me gira,... volvemos a bailar...
- ¡Abrí los ojos abuela! no bailes con los ojos cerrados, miráme...
Rompo en lágrimas, nada es real, nada es real. no quiero recordar......... no quiero llorar más...
Nuevamente el sabor a pomelo en mi boca, dulce y amargo; nuevamente mi alma con esa mezcla rara de alegría y nostalgia, de felicidad y tristesa... otra vez las lágrimas que no lavan heridas, que me queman... ¿porqué me duele tanto? ¿porqué no lo dejo ir?
Y nuevamente el insoportable dolor en la parte media de la espalda: "Culpa. Alquién atascado en el pasado, al que ve como una carga"
Lo sé, sólo que no encuentro el modo de cambiar éso.
Aún si me preguntara ¿culpa de qué? No lo sé, pero las otras si tendrían respuesta.
Atascado en el pasado: Si . No lo puedo dejar ir, no me permito dejarlo ir. Lo necesito junto a mi.
Y si , lo veo como una carga que ya no tengo fuerzas para llevar.
¡Qué contradicción, en la danza de la vida no puedo bailar sin llorar!

domingo, 9 de mayo de 2010

Qué injusta la vida... no?

Una historia irreal que muy bien puede acercarse a la realidad.

Era conciente que no podía evitar ponerse nerviosa ante su presencia, sabía que cuando se encontraban sus miradas, aún sin querer, lo había deseado, ansiaba que se vieran a los ojos, podía leer en ellos el deseo y él comprendía lo que ella pensaba.

Además era maravilloso ese instante porque por su mente pasaban veloces, a veces, lentamente otras, esas imágenes de otros momentos; momentos que no podía y no quería olvidar.

Es que habían sido tan intensos, se habían amado tanto, habían sido entregas tan totales que aún hoy, después de los años provocaban esa vibración, ese temblor en su cuerpo que no se puede describir. Después era el dolor, lágrimas a solas, porque ella había decidido que no podía ser. Y recordaba el fin, más bien la pausa y sus palabras, de las que por orgullo o quien sabe qué, no se podía desdecir.

En su mente se repetía el instante: “Cuando seas libre” y le había apoyado la mano temblorosa en su pecho y su frente; completando, casi ahogada por la angustia “de aquí… y de aquí, entonces, te daré mi amor y podrás amarme” y se había marchado, sin dar oportunidad a una respuesta, a otra promesa...

Trató de evitar los encuentros, dejó de frecuentar los lugares que les eran comunes donde podría encontrarlo. Huía, siempre huyendo, escapando a la posibilidad de encontrarse y saludarse como amigos, porque ese beso en la cara la debilitaba, su sola presencia la hacía vulnerable.

A lo largo de esos dos años había estado tres o cuatro veces a punto de caer en sus brazos, de envolverse en esa loca pasión que los unía; hasta llegó a decirle la verdad, que todavía lo esperaba; pero estaba “ella” que en realidad no estaba, y que siempre que se le antojaba lo enredaba en sus redes y luego lo expulsaba y él mansa, tontamente se dejaba atrapar por los hijos, decía, por ellos se iba y por ellos volvía cuando ella lo decidía.

Fue en una de esas idas cuando él encontró la oportunidad

-- Te casarías conmigo?
-- - Si .Contestó al instante ella, pero pensó: debí decir no,
y lo arregló: - …si fueras libre.
- Si te traigo el divorcio?
- (silencio) -
- Si además no la veo y te demuestro que es así?
- si.


Pasaron meses y aunque siguió evitándolo sabía todo de él… que vivía solo; los que les conocían hablaban de su cambio y procuraban en charlas informales, como casualmente, que ella lo supiera. De todas formas lo evitaba, no quería más promesas, eso ya había ocurrido antes.

Un lunes se detuvieron juntos en un semáforo, él hizo sonar la bocina… ella lo miró y se preparó para huir y perderlo; cambió el semáforo y aceleró cuanto era posible… justo ahora con tanto tránsito – pensó-
Los detuvo otro semáforo, él hacia señas, bajó el vidrio…. ella aumentó el volumen de la radio, alguien cantaba… No quería oírlo, no lo miraba.

Antes de que reanudaran la marcha él le lanzó un sobre que cayó en el asiento a su lado. No lo vió.
Aceleró, ….tres cuadras, sólo tres cuadras y podría doblar a la derecha y tomar la vía rápida, después sería fácil perderse… perderlo.

Alcanzó a cruzar y sintió el ruido de los vidrios, los frenos… miró por el retrovisor… era él. Se detuvo, bajó y regresó corriendo… llegó a su lado, no podía hablar, lo tocó, él la miró y quedó inconciente.
Después ya en el hospital esperó horas, no sabía qué, pero esperó.

Pensaba que era el momento de separarse al fin, terminar su espera y su agonía, pero sabía también, que su vida sin él, sin la esperanza ya no sería lo mismo. Quizá en ese instante tomó la decisión.

Un médico preguntó por los familiares

- Yo, su esposa (mintió)
- - Si lo desea puede pasar unos minutos y después podemos
hablar de su condición que por cierto es delicada.
- - Si (ya estaba preparada)
- Entró, tomó su mano y susurró – te amo, aún te amo.

Luego como en un ceremonial, lentamente, sin lágrimas, sin palabras comenzó a desconectar todo lo que le pareció vital, se fundió en él con un beso largo y asfixiante
hasta que lo sintió en los brazos de la muerte.
-
- Ahora eres libre – susurró- Corrió... y se tiró por la ventana del décimo piso.


*****************
Unas horas después, como las cosas son diferentes, según el cristal con que se miren...

- Qué injusta la vida! ahora que podían ser felices, se enteró?
Dicen que ella llevaba en el auto una copia del divorcio con una carta llena de amor... y los anillos.
- Parece que habían decidido casarse este domingo...
- Qué injusta la vida, no?

viernes, 9 de abril de 2010

Penurias de un marido ejemplar

Al mes de casados y terminada ya la luna de miel, el bueno del marido le dijo a su flamante esposa: - Mujer, tú eres joven; pero realmente, que te hayas casado sabiendo de cocina nada más que hervir agua,me parece como poco. Me explico?.

Ella se defendió argumentando que en poco tiempo había aprendido a hacer churrascos, ensaladas,sopas de sobre, tucos de lata, y que ya conocía las direcciones de varias rosticerías.

Pero él no estuvo de acuerdo y decidió que ella debía aprender a cocinar en serio.

Así fue que la rodeó de libros de cocina,profesores y abuelas, que de esto saben mucho.

Al tiempo la mujer ya preparaba Paellas a la Valenciana, canapés de champignon, avutarda con salsa agridulce y buñuelos de dulce de batata y chocolate que eran una exquisitez.

Un buen día, al llevar ella a la mesa una suprema a la maître d´hotel, el marido le preguntó a quemarropa si conocía a Nietzsche.

Ella dudó y respondió que le sonaba a nombre de salsa de carnes rojas, pero que no lo recordaba bien. El marido la miró y se puso muy, pero muy mal. Tener una mujer que sólo sabía de comidas y condimentos era tan imbancable para él, como para su hígado soportar todos los días las viandas tan complicadas.

- No sólo de comida vive el hombre!

–dijo, y la matriculó en la universidad con el ánimo de que aprendiera a diferenciar. Anaximandro de Anaxágoras, personas a quienes ella confundía constantemente.

Varios cuatrimestres después la casa se llenó de libros de filosofía, historia, psicología y de ciencias varias, que tienen que ver con todo lo que tienen que ver las ciencias varias. Tanto estudió, y con tanta dedicación,que hasta llegó a escribir tratados objetando las ideas estructuralistas de Levi Strauss desde una perspectiva eminentemente semiótica.

Hasta que un día el marido le dijo:

- Querida, que todas las noches te vengas a la cama con una enciclopedia bajo el brazo y te pases horas tratando de convencerme de que Hegel, en el fondo, era un simplista, es algo que no soporto más. Y yo… lo que necesito– dijo remarcando cada palabra- es una mujer para nada intelectual, que me despierte los instintos primordiales, que sea apasionada, ardiente, y que sepa todos los secretos del placer y del sexo.

Dicho lo cual sacó de debajo de la almohada una edición ilustrada del Kama Sutra y le propuso practicar, todas las noches, las 39 posiciones básicas y las 53 combinadas.

Meses después la casa había transformado nuevamente con la incorporación de espejos, video a todo color, sábanas negras y un enorme colchón de agua.

Una noche, mientras ella se ponía un portaligas de tul, el marido, agotado hasta los huesos, sobreviviendo gracias al suero, las transfusiones y las dolorosísimas inyecciones de calcio, con un hilo apenas de voz, alcanzó a decirle:

- Mirá, ubicate un poco! No todo en la vida puede ser lujuria, pasión y deseo incontrolado. Aparte, así estás postergando una parte importante de tu condición de mujer, esto es, ser madre.

Yo necesito una esposa que me dé hijos. Entendés?

Ella entendió en tres años tuvo cuatro hijos. La casa volvió a cambiar. Había pañales hasta adentro de la heladera y criaturas hasta adentro del calefón. Los cuatro tesoritos se turnaban para llorar, para comer, para llorar, para dormir, para llorar, para hacer pis, para llorar, para romper el florero, para llorar, para prender fuego a la tortuga del jardín, para llorar… y así día tras día.

Una tarde, él le recriminó a su mujer que se estuviera todo el día en la casa, sin hacer otra cosa que atender a los hijos en una actitud maternal comprensible, pero también muy egoísta; pues ÉL tenía que mantener sólo a toda la prole… y estaba cansado. Por lo cual le pidió que se asumiera como mujer que ayuda a mantener el hogar, y le consiguió un empleo de secretaria.

Gracias al tesón, y la dedicación al trabajo, en dos años ella llegó a gerente. Fue entonces que el marido dijo: - Mujer! está bien que trabajes todo el día, pero lamentablemente, estás descuidando tu figura, tu estética, tu cuerpo. En dos palabras, estás gorda. Es necesario que te cuides, lo físico es parte importante de la vida.

Dicho lo cual le inscribió en un club para que de noche practicara aerobic, natación, gimnasia dance y deportes varios.

Un año más tarde la esposa corría 100 metros en 14 segundos, formaba parte del equipo de vóley, nadaba en los cuatro estilos y era cinturón negro en yudo, karate y Kun Fu.

Un día, mientras el esposo estaba leyendo el diario recostado en el sillón, entró ella con el bolso del club, la bolsa de las compras y unas carpetas de la oficina y le habló así:

-Marido, en más de diez años he aprendido a cocinar como un chef, he estudiado y publicado libros, hago el amor mejor que una odalisca, te he dado y criado cuatro hijos, he trabajado a la par tuya y llegado más lejos, incluso, que vos; y hoy todavía ostento un físico de chica de veinte e incluso estoy como para ir a las Olimpíadas.

– Decime, no te parece que me he convertido en algo así como la Mujer Maravilla?

- Pues bien –continuó ella- entonces, con todo el dolor del alma debo comunicarte que esta misma noche me voy a vivir con Superman. Vos ya no sos pareja para mí,

nuestros crecimientos han sido muy desiguales y ahora me resultás demasiado imperfecto. Dicho lo cual hizo sus valijas… y se las tomó!

Y colorín colorado, este cuento, para los que crean que es un cuento, ha terminado.

-La copia en "papiro" dice "enviado por Sandiago, mil gracias!. Decada del 70 -creo-; quién sería Santiago?

-no recuerdo- pero gracias a vos.



jueves, 18 de febrero de 2010

Caprichos del destino

En la espaciosa cocina de la casa ... una mujer de una edad que no se podía definir con certeza, colgaba, ordenaba cacharros de cobre que brillaban como oro; el silencio permitía oír su respiración relajada, armónica... y su semblante denotaba esa paz.
Por el amplio ventanal observó cómo un auto se acercaba a la entrada, lo reconoció y sonrió. Uno de sus contados amigos que utilizaría con seguridad un sector de la casa para alguna reunión de las que ella no participaba; pero la casa cobraba vida y éso le agradaba... oír la charla, la música desde algún lugar de la gran casa, habitada sólo por los fantasmas que ella creaba, imaginaba y disfrutaba; tan sólo ella, sus fantasmas y dos "compañeras" de servicio vivían allí.
Muchos se preguntaba porqué vivía en esa inmensa casa, sola, -huía o esperaba?
A lo que alguna vez respondió:
- "Ni lo uno ni lo otro. Sólo estoy... estoy cerca, lo más cerca posible y también lejos, tanto como puedo. Y no diré más!"
Una de las mujeres del servicio se asomó a la cocina y le comentó: "el señor Lemus viene con un amigo".
Así era lo normal, no necesitaba recepción, sus puertas siempre estaban abiertas, los amigos llegaban a su propia casa.

Los pasos le permitían saber que venía hacia la cocina. En cuanto se abrió la puerta... sin mirar ella dijo con amabilidad:
- Ya lo sé! tienes una reunión con amigos y con un beso pides permiso
Y continuó: Pero no vienes a visitarme ... sabes bien que no tienes ....(se dio vuelta a mirarlo con una sonrisa)
Sus ojos quedaron fijos frente a quién lo acompañaba... él era su amigo!
Inconfundible! ella lo reconocía entre un mar de gente, lo percibió a veces y huyó... no queriendo enfrentarse a lo que sería inevitable... pero ahora estaba alli... a unos pasos...
"No me reconocerá -pensaba- pasó demasiado tiempo... años..."
Y aún así ... deseaba huir.
El volver a mirarse en sus ojos le hizo comprender que lo amaba aún más de lo que creía.
Pero terminó de decir en un susurro casi:
"....qué pedir permiso.... y..."
(al mismo tiempo que hablaba, se iba corriendo ... lento... apoyada a la mesada ,o sentía que caería, el temblor de su cuerpo acusaba lo que su alma sentía)
Mientras que sus ojos fijos en los de él se llenaban de lágrimas... intentó correr.... debía huir ... una vez más deseó huir!
Pero él ya estaba a su lado y la aferró con fuerza...
- Ryda...
El nombre salió de sus labios con la misma música que años atrás y se supo vencida, atrapada por el hado, la ventura del amor.
No luchó, no tenía sentido .... "lo que deba ser será"; al fin , el destino estaba escrito al menos para ellos "grabado a fuego".
Lo demás? fue como la vida de todos los enamorados: caminar una senda sin ver, ni querer ver el final del camino, porque el sol brillaba allí con cada paso.

sábado, 30 de enero de 2010

El jardinero

"Tú probarás cómo a salado sabe
el pan ajeno y cuán duro camino es
bajar y subir las gradas de los otros"
Dante - La divina comedia.

- Si tuvieras una flor o un jardín... yo lo cuidaría por ti, para ti. Así habia dicho Anselmo, sin pensar porqué, sin pensar... ésa era su forma de ser, de vivir o tan sólo de sentirse vivo.

Anselmo ya había pasado hacía tiempo el medio siglo y mucho antes de ese tiempo había sentido como si ya hubiese vivido un siglo. Los años, los pesares, los sueños nunca realizados, habían dejado vacía su alma, desconectada del corazón ya no se expresaba, y en silencio se dejaba arrastrar hacia el ocaso.

En el fondo sabía que cuidar un jardín, una flor tan sólo, el ver desarrollarse la vida podía darle un álito de eperanza para continuar con la suya.

Fue así como se hizo cargo del jardín ajeno, descubrió que su cuerpo estaba más vencido aún que su alma; el alma resurgía con cada nuevo brote, pero el cuerpo no respondía a los estímulos; cada célula persistía en su pendiente hacia el fin y acusaba los trabajos diarios con dolor; un día no pudo más... ya no tenía fuerzas, ni interés, ni esperanzas.... y renunció a continuar con su labor, sin dar razones ¿porqué debía darlas? no había una obligación, ni compromiso...

El dueño del jardín lo acusó de ser infiel, de abandonarlo en el peor momento (o en su mejor momento?) y con dolor supo el jardinero que los esfuerzos en la tierra labrada durante años, el agua con que regó cada día, el amor que brindó por cada brote.... no tenían valor, supo cuán salado sabía el pan ajeno y dos ríos amargos regaron su sendero, ansió en ese momento tener fuerzas... para acelerar el paso... y avanzar rápido hacia el final... sin mirar atrás.

lunes, 11 de enero de 2010

Atrapada

Nadaba en un ambiente cálido, suave y húmedo; se sentía placentero, silencioso, paz. De improviso, se dio cuenta que había sido atrapado, encarcelado, en cálida prisión; pero también sabía que no era allí donde quería estar.
Atrapado una vez más, cuánto tiempo haría que estaba allí?, qué fuerza había influido para que no se diera cuenta en el momento? Había evitado varias veces el “mandato imperativo” de la Fuerza Universal. Ahora pugnaba con desesperación lograr escapar de la prisión nuevamente. No era que le temiese a la prisión en sí, era al después, la aparente libertad, la prisión ambulante, al albedrío, a la influencia de los otros prisioneros que se creían libres.
Fueron vanos los intentos, la jaula era firme, la guardiana obstinada. El tiempo…., el tiempo era importante y no lo recordaba; aunque aplicó toda sus experiencia escapista, no lo logró.
Se instalaron los sentidos y la percepción sobrenatural o natural de todos los defectos de “la nave” y del medio; aún así dejó de luchar; conocía los límites…. sus límites.-
Un día domingo, llegó el momento de ver la luz; estaba resignada, al menos no sería varón, pero le molestaba la cercanía del mar, le atraía el mar…. a sus simas, a sus profundidades y sabía que sería un martirio esperar hasta poder por sí sola entregarse a sus fauces para encontrar la paz, la libertad.
A la hora señalada, prestas la Moiras llegaron para hilar su Anagké. Ya conocía el ritual, aún tenía el recuerdo de las veces anteriores; Cloto se sentaría a la rueca a hilar, con lana blanca o dorada la primera etapa de su destino o quizá más, mucho más; larga senda de felicidad, o luego iría mezclando hebras negras para los dolores de la vida, a las que ellas llamaban experiencias. Lâquesis, impondría su voluntad, enrollaría en un carrete la hebra que luego desplegaría en redes que marcarían sus caminos, de éso no recordaba el orden, lo hacía antes o después de que la anciana Atropos inflexible cortara la hebra con tijeras de oro?, pensó debía ser después, también recordó que de a poco se irían borrando los recuerdos y se instalarían otros nuevos.
Cloto hiló una hebra blanca (sólo blanca, porque no algo de oro? ) y de pronto la lana negra se enredó en el vellón y aún allí en el inicio quedaron hebras negras mezcladas con el blanco; ya no quería ver; sintió el ruido de la tijera cuando Atropos cortó; el oro de la tijera sobre el oro del final, pero, tres vueltas? tres?; tan lejos! tan allá! y Lâquesis estuvo pronta a enrollar. El Universo siguió su curso, las estrellas permanecieron impasibles observando, la trama del destino; el hombre podía sufrir, desaparecer; el mundo podía estallar y ellas seguirían allí sólo observando, influyendo a veces quizá.
Comenzó así la niña a andar la senda, el curso que Lâquesis le quiso dar a ésa hebra más negra que blanca, los que aparecieron a veces por pequeños tramos nunca diáfanos; pero la alejó del mar. Muchas veces la niña-joven-mujer intentó cortar la hebra; escapar de su prisión, mas Cloto esta vez había tejido una muy firme, que sólo Atropos puede cortar.
Casi al final de la senda y ya sin fuerzas para intentar nada más, sumida en un bosque umbrío, sin la esperanza de futuros misterios, ni de música sin tiempos…. la hebra no tiene macas!… no es de lana negra!…. es BLANCA!!!!; blanca y oro, oro y blanca!
********
Es imposible saber cuanto queda en el carrete; si lo negro la empañará. Pero este tramo es hermoso, sendas de oro y cristal !!!
Casi al final del camino, siente placer al andar; ahora ansía adelantar los designios de la otra hebra perfecta, de la vida que vendrá; porque esperar otra etapa siente que es mucho esperar.


Fin. 03:42 a.m. 25/10/2009